Más cerca de la vida
Dragomir Shopov
Tengo el agrado de presentarles un poeta búlgaro – Dragomir Shopov, quien nació el 13 de agosto de 1938 en Sofía. Miembro de la Unión de Escritores Búlgaros y de la Unión de Periodistas Búlgaros. También ha ganado varios premios literarios.
La poesía de uno de los poetas búlgaros modernos más brillantes revela sus mensajes al mundo y a nosotros mismos. Sus versos se caracterizan de mirar el mundo interior del hombre, los resúmenes filosóficos sobre el significado de la vida humana, el vínculo indisoluble entre las generaciones.
De naturaleza intelectual, con profundidad filosófica y predisposición existencial, sus obras ocupan un lugar importante en el desarrollo de la poesía búlgara moderna.
Autor: Axinia Ivanova
MÁS CERCA DE LA VIDA
Más cerca de la vida
el pez se desliza ágilmente
y de las manos del pescador
se mete en el mar silencioso.
Y la sigueña herida y abandonada
en la casa de la pobre vieja,
fue salvada
y hoy tranquila,
por el campo se pasea.
Un cometa se alza
hacia el cielo,
pero pronto,
en cuanto se tranquiliza
el aire,
a nosotros, a la baja
regresará.
Por el techo de mi casa
alguien camina.
¿Acaso no es mi voz
de un aire provocada,
para ver de arriba como está,
para oír las nubes
como cantan?
Allí no hay nada,
se convensará primero
y en la habitaciὸn después
se quedará silenciosamente.
Ahora tú duermes, querida mía.
No sé dὸnde estés soñando.
Ojalá hayas subido todo el camino
hacia una cabaña alpina.
Sé, después por escalones
del mañana, ya despierta,
bajarás de nuevo a mí.
Y afuera, en el jardín,
una flor linda
nos contará de su vida.
No la cortes,
que se quede allí,
con las otras.
Una vida más cerca
de la vida.
DESPUĖS DE UNA LARGA AUSENCIA
Estaba lejos, hace tiempo,
la sonrisa rascada
y llanto de vino en una copa rota.
Regreso. Antigua escalera,
puerta antigua, sin timbre,
un papelito ensoleado y sobreescrito:
¡Llamen a la puerta!
¿Quién invitaron las manos tembladas?
¿Quién esperaron los ojos ciegos?
¡Llamen a la puerta!
Y llamo a la puerta
del siglo pasado,
sobre un muro impotente.
Sobre la chimenea,
hace tanto tiempo frío.
Sobre el retrato
de mi bis-bis-abuelo,
un rebelde joven.
Y sobre el recuerdo.
No contesta nadie.
El papelito saca su lengua,
las letras se burlan odiosamente
¿Dónde estoy, Dios?
¿Por qué hube tardado?
¿Olvidé,
o no quiero regresarme aquí?
¿Tenía miedo, Dios, ¿por mí mismo?
¿Me dirás?
¿A lo mejor por mi cambio,
de las pérdidas irreparables?
Nadie viene, para abrir la puerta.
Ya no están aqui los propietarios.
Pero afuera el parral es mismo.
A lo mejor desmiente a la muerte,
pero dentro de mí
ausente para siempre…
Traducción en español: Violeta Bóncheva