Zlatimir Kolarov (Bulgaria)

Prof. Dr. Zlatimir Kolarov nació el 31 de mayo de 1954 en Sofía. Se graduó exitosamente como médico recibiendo una insignia de oro. Diez años trabajó en diferentes ciudades del país. Actualmente es profesor en la Clínica de Reumatología de la Universidad de Medicina de Sofía. Es uno de los principales especialistas en reumatología del país. Es autor de más de 485 artículos científicos, 21 monografías, libros y guías de medicina y reumatología, guiones para películas documentales, 125 publicaciones literarias en diferentes diarios y revistas. Es miembro de la Unión de Científicos Búlgaros, la Unión de Escritores Búlgaros, la Unión de Cineastas Búlgaros, la Unión de Periodistas en Bulgaria, etc. Las obras del profesor Zlatimir Kolarov forman parte de la tradición de los médicos – escritores en la literatura búlgara. ¿Por qué un reumatólogo respetado, un nombre importante en la medicina moderna, se ha centrado en la literatura? Ésta es su respuesta:

“Cuando leo, cuando escribo y cuando trato una enfermedad, me preocupan tres preguntas: ¿QUÉ, POR QUÉ y CÓMO?

Al principio encontraba la respuesta fácilmente: tenía veintipico de años. Sutilmente se volvió más difícil, pero seguí preguntando y emocionándome. Me preguntaba a mí mismo, preguntaba a los demás. La mayoría guardaba silencio o me miraban con ironía. Pocos me respondieron. Pensaba en sus respuestas, pero no veía el sentido. Entonces, me di cuenta de que esta era su respuesta, pero no la mía. Seguí preguntando y buscando, esta vez mi propia y única respuesta: ya tenía unos cuarenta años. Se hizo cada vez más difícil encontrar la respuesta, y mucho menos encontrarla enseguida, como en mis primeros años.

Sin darme cuenta apareció el deseo de que mi respuesta puede emocionar alguien más. Recordé el tiempo cuando le daba sentido a las respuestas de las otras personas. Entonces me di cuenta de que para los otros no era posible aceptar mi respuesta como propia.

También me di cuenta de que el significado no era en la respuesta, sino en la pregunta – eso era lo máximo que podía hacer – preguntar para provocar que alguien más piense y encuentre su propia respuesta.

Y, sobre todo, me di cuenta de que, gracias a la respuesta, que sólo me concierne a mí y la pregunta dirigida a la persona que tengo al frente mío, sigo leyendo, escribiendo, tratando pacientes y emocionándome, es decir – sigo vivo…”

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